Sunday, October 22, 2006

lo más ecléctico

El oktoberfest del colegio es una celebración adorable.

Comienza con la misa con canto gregoriano, que en algunas ocasiones le lleva también música en alemán. Bonito bonito. Recordé los comentarios de un amigo sobre la forma de aprender latín: hay que aprenderlo como si fuese una lengua viva. ¿Qué más viva que en el canto de la misa?
La prédica, del padre Hasbún, francamente impecable y cuestionadora: es bueno darse cuenta de que la fe nos sigue removiendo y preguntando siempre, a pesar de todas las tonteras serias, metafísicas e ideológicas que se hayan leído, a pesar de todos los impulsos agnósticos, a pesar de todo el ninguneo que se le hace a la fe...igual se mantiene la inquietud. Entre la concurrencia, se pasean desde viejos-viejos hasta guaguas-guagas. ¡El alfa y el omega!

La fiesta misma es lejos lo más perfectamente mixto que he visto en celebración. Se honra un lejano y utópico Vaterland con costumbres absolutamente criollas o globalizadas: la cerveza es Corona (por último fuera Kunstmann!) , la música de fondo varía entre guitarras adolescentes con Greenday-aunque parezca retro- y el sh-shsh-shsh-shsh- incesante de la cumbia. Para comer, lo más alemán es el lomito, pero si no, hay su real completo del Dominó, su choripán, su anticucho, su alfajor, su cuchuflí...

Me encanta Chile, celebramos en almán y ¡nos creemos tan europeos!
Pero en verdad, amamos el choripán y el cuchuflí.

1 comment:

tnarrativo said...

Y lo que más nos gusta de ello, es comerlo al ritmo de una canción de la que no entendemos la letra.

Sin embargo, lo lindo es que por un día, en ese reducto-local-escolar, todos juramos que es verdad esa herencia alemana. Una más, otras menos, eso tampoco es tan mentira.

Y además, lo lindo es que una, luego de varios años de salida, pueda volver al sitio y ver que nada -NADA- ha cambiado. Si fuera por el Alle Vögel, Wien diría que habla alemán.